Pedro Samuel de Moura Torres
Un sueño así soñado de Príncipes, amor inconvencional, cuya el clásico se
atribuye sólo a el dulce y encantador candor vivido por nosotros. Un cuento de
hadas donde la princesa se fue de vacaciones. Como una pequeña broma todo
comenzó y fue descubrir en ti lo que era el amor. Fantasías de jóvenes
ardientes de pasión. Deseos prohibidos matándonos de pasión. Me arrebataste con
tu deseo juvenil y furioso como un astro glorioso sin pedir licencia fue me
seduciendo con tu beso delicioso y con tus gesto cariñoso me convenció de tu
apelo glamoroso. Desvanecían mis minutos succionando o tus labios, tu paladar,
tu espirito galanteador me inebriaba con tu furor a me tocar. Cómplice de mi
sueño y mis fantasías, camaradas de lecho, dulce encuentro efémero de almas de
esencia idílica en el pecho. Dos ángeles si tocaban, banidos si espejaban: sexo
de los ángeles aventurándose en sus trajes terrestres se entrelazaban, ¡oh
audacia que me provocaba!. ¿Me veía en ti y tú te veías en mi, espejo, espejo
mío, a quien beso seré yo? Me reflejaba en ti, me veía en tus ojos me mostraba
tu calma, ¡oh reflejo de mi alma!
Tu astucia divertida era mía, tu modo pueril también, tu brillar espejaba
en mis ojos y con tu magnetismo me entretenía. Y la fresca edad nos confería la
pureza y la inocencia de lo que vivíamos en aquel acto de amar. Descubriendo
nuestros labios, nuestra piel, nuestra identidad a se formar, ¿quien eras tu si
no yo? Me he perdido al encontrarte, encontrando lo que era mío. Tus ojos me
veían viendo a ti, mis ojos te miraban viendo a mí. Me conocías más que yo
mismo, sabias de mis deseos antes mismo de revelarlos, pues tenía tus traqueos,
sintonía harmónica de almas, consonancia de ideas, equidad corpórea y mental.
Hermanos gemelos, tu amor es mío, alma gemela soy todo tuyo. Tu estructura y
dimensión se coincidían con las mías, tu cuerpo tocaba lo mio en cada
extremidad localizando nuestro yo. Labios ardientes y sagrados se deleitaban,
tu lengua en la mía me impresionaba. ¿Amigos o amantes? Qué hago contigo, si no
la más loca de las locuras de peligro. Tu compañía me inspiraba poesía con tu
voz suave y angelical como una melodía nos combinábamos. Tu tono era resonante
al mío, formábamos juntos una hermosa canción con la misma batida del corazón.
Tu me manifestabas la condura de tu piel, de tu manera, modo tan semejante al
mío. Me extasiaba tu dulce audacia y sinestésicamente me besabas.
Nuestra inspiración se armonizaba con toda aquella familiaridad; me he
hipnotizado en tus ojos, en tus labios. Mi intimidad no era para ti labirinto,
pero al contrario, mis misterios te reflejaban tus propios instintos. Tu aura
poseía el tono azul y rosa mientras la mía el azul marino y rojo, tu figura
relucía en mi espejo. Tu magnánima belleza, nuestra misma mesura fundíamos
transbordando hermosura, tu beldad deleitaba mis ojos te exponiendo mi ansia de
ser tuyo y tu ser enteramente mio. ¿Espejo, espejo mio quien serás vos si no
yo? He soñado contigo descubriendo mi sonrisa que para ti te revelaba mis
secretos de amor, de pasión, de furor. Sondabas mis misterios con tu mirar tan
intimo, desvelando mi alma, el deseo se expandía entre nuestra complicidad en
un enlace de manos dadas formando un solo corazón, inflamaba mi cuerpo al
contacto ardiente de nuestra atracción. He sentido tu deseo inflamable correspondiendo
a mi piel pulsátil, tus pelos como ébano, tu toque, tu cuerpo caliente como un
dios, tus hormonas tan potentes cuanto los míos.
Tus manos se agregaran-se en las mías conduciéndome en tu dulce sinfonía,
tirando mi aliento y probando tu euforia. Tu sensibilidad era un don divino que
cuando unió a la mía explotaba tus sentimientos de chico. Tu suspiro sobre el
mío, la piel blanda de tu rostro friccionando en mi rostro llevándome al
apogeo. Con vehemencia mostrabas el dulce deseo prohibido de tu ardor mal comprehendido,
me seducía en mi tentativa reluctante de evitarte, de alejarte, fue me evadiendo
de ti que no pudo te cohibir e te dejé llevarme. He compartido contigo deseos
secretos, nuestras miradas en cambios de reflejos fascinados uno por el otro en
la sintonía en perplejidad. Nos lanzamos un sobre el otro, tu piel caustica de
pasión frotando, tu boca llena de veleidades, me deparaba con mi otro.
Encuentro de almas apasionadas se desvendando y con los sentidos de la piel se
inflamando. De virtual a real, nuestro cohibido encuentro fue un flash, un
sueno que no vuelve jamáis, cuya perfección no logró a se reproducir y la razón
de esta incidencia ultrapasaba las leyes físicas mucho bien, mostrando que el
amor va mucho mas allá.
Entregaste tu cuerpo con labios de miel así tan sutilmente y tan
intensamente que pudo vislumbrar el sétimo cielo. Un astro que pasa en
eventualidades mucho raras. ¿Como puedo encontrarme en ti? Tus palabras eran mías,
tus ojos los míos, tu boca la mía, tu pelo el mio, tu cuerpo el mio, tu color
la mía, tu piel la mía, tus pensamientos los míos, tus hormonas los míos, tu
edad la mía, tu sexo el mío; ¿quien serás tú si no yo? Sobre las piedras de la
playa con la luna a nos mirar tu osaste en me besar, me hurtando mis
convicciones, mis certezas e ilusiones; con tus labios sensuales me sedujo con
tu verbo y tu lengua atrevida me confundió, tu boca en mi boca era una sola, tu
tentadora razón me convirtió, tus manos audaces me tocaban y en mi piel se
estremecieron.
Pedro Samuel de Moura Torres
Pedro Samuel de Moura Torres
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